El Paquete de Movilidad ha revolucionado el mercado del transporte, y no es para menos, ya que se ha establecido la obligatoriedad de instalar el tacógrafo digital de segunda generación en los vehículos nuevos, así como en aquellos que realicen transporte internacional.
Esta versión mejorada del tacógrafo digital inteligente ha sido diseñada para cumplir con una legislación más rigurosa, evitar la manipulación y autenticar la señal del sistema de navegación. ¿Cómo logra esto? Gracias a sus nuevas y mejoradas funciones.
Sin embargo, debido a las dificultades en la certificación de los requisitos, el Reglamento de Ejecución (UE) 2021/1228, aplicable a partir del 21 de agosto de 2023, introdujo el uso obligatorio de la autenticación de mensajes de navegación1 del servicio abierto de Galileo (OSNMA) por los tacógrafos inteligentes, a fin de permitir la autenticación de las posiciones registradas por el tacógrafo mediante el uso del sistema mundial de navegación por satélite (GNSS) de Galileo.
¿QUÉ PROBLEMAS SE HAN ENCONTRADO CON EL NUEVO TACÓGRAFO INTELIGENTE DE SEGUNDA GENERACIÓN?
El mundo del transporte sigue enfrentando una nueva prueba con la implementación de los tacógrafos de segunda generación.
Este dispositivo inteligente, que entró en vigor el año pasado, ha generado muchas dificultades, tanto para empresas como para transportistas.
Los profesionales del transporte que se acogieron al régimen extraordinario de prematriculación para camiones en 2023 debido a la imposibilidad de instalar el nuevo dispositivo, aún no saben cuándo tendrán que pasar la ITV de 2024 y quién asumirá el coste de sustitución obligatorio de 2025.
¿QUIÉNES SON LOS MÁS AFECTADOS POR ESTA MEDIDA?
La Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España ha calculado que más de 5.000 autobuses y camiones, más de la mitad de los cuales realizan transporte internacional, se verán afectados directamente por esta medida extraordinaria.
Además, sumándose a esa cifra, hay otros 140.000 vehículos que deberán realizar la sustitución de su tacógrafo actual entre este año y el próximo.
En 2023, muchas empresas de transporte de mercancías no pudieron equipar en sus vehículos los nuevos dispositivos de control de segunda generación debido a la falta de stock, según el Diario de Transporte.
Es por eso que, la incertidumbre en torno a los nuevos tacógrafos comienza a preocupar a los profesionales.
En definitiva, el mundo del transporte enfrenta otro desafío, pero con espíritu colaborativo y de adaptación seguramente logrará superarlo.
¿DE QUÉ MANERA SE AFRONTA EL PROBLEMA?
Para afrontar este complicado problema, las diversas asociaciones de transportistas, unieron fuerzas el año pasado y solicitaron a la Dirección General de Tráfico una solución excepcional: la prematriculación de vehículos después del 21 de agosto, fecha de aprobación de la nueva ley europea, siempre y cuando se llevara a cabo antes del 31 de diciembre.
Se ideó una solución para lidiar con el problema: que se registrase el 18 de agosto como la primera fecha de matriculación en el permiso de circulación y se agregase la fecha real de matriculación más tarde. Y de esta forma cumplir con la normativa europea y salvar una situación bastante complicada.
Pero, por desgracia, el problema no se detiene ahí. Alrededor de 2.000 vehículos destinados al transporte internacional deberán cambiar su tacógrafo actual por uno de segunda generación antes de agosto de 2025, sin que se sepa aún quién asumirá los costes necesarios para esta adaptación.
En España, se estima que unos 140.000 vehículos estarán obligados a realizar este cambio, en su mayoría cabezas tractoras o camiones, unos 130.000, y solo unos 10.000 autobuses.
La única manera de evitar esta adaptación sería comprando vehículos nuevos, una solución prohibitiva tanto en precio como en viabilidad.
¿Qué se puede hacer en una situación así? Parece que la única solución es unir fuerzas, trabajar juntos y esperar que se encuentre una respuesta satisfactoria a esta situación tan compleja.